Tal y como lo indica las Naciones Unidas, los índices de pobreza extrema se han reducido a la mitad desde 1990. Esto sin duda es un gran logro, sin embargo, todavía 1 de cada 5 personas de las regiones en desarrollo aún vive con menos de 1,25 dólares al día, hay muchos más millones de personas que ganan poco más de esa cantidad diaria, a lo que se añade que hay muchas personas en riesgo de recaer en la pobreza.
La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar medios de vida sostenibles. Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, la discriminación, la exclusión social y la falta de participación en la adopción de decisiones y lamentable en los países de nuestra región la seguridad ciudadana es un muy presente.
La transición a la Televisión Digital y el aprovechamiento del dividendo digital representan una oportunidad regional para la reducción de la brecha digital. El acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones promueve el desarrollo socioeconómico, logra exclusividad y es capaz de crear empleos sostenibles, promover la igualdad y establece la ruta hacia la economía digital. Y permitirá desde luego mitigar los problemas de seguridad y a ayudar con la prevención de desastres de la que nuestra región es víctima.
«Las tecnologías de la información y su convergencia con las Telecomunicaciones son una herramienta del mundo globalizado, un instrumento que debemos utilizar e impulsar con criterios democráticos de inclusión y de justicia social. Las TIC no son exclusivas para el uso de élites económicas, en realidad son un recurso maravilloso para el crecimiento y la prosperidad de las personas que viven en situación de vulnerabilidad. Sirven para ayudar a superar la exclusión mediante recursos educativos que les acerque y familiarice con las corrientes contemporáneas de aprendizaje, de modo que finalmente, puedan aspirar a una mejor calidad de vida. Las TIC, en suma, con una palanca para el avance y la superación de las personas.» Ana Helena Chacón, Vicepresidenta de la República de Costa Rica.
Para que se pueda cumplir plenamente este objetivo de desarrollo la promesa en la nueva era digital, el Banco Mundial recomienda dos cursos de acción principales: acortar la brecha digital haciendo que Internet sea universal, accesible, abierta y segura, reforzar las regulaciones que garantizan la competencia entre empresas, adaptar las habilidades de los trabajadores a las exigencias de la nueva economía, y promover instituciones responsables, medidas que en el informe se denominan complementos analógicos de las inversiones digitales.
Las estrategias de desarrollo digital deben ser más amplias que las estrategias del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Para obtener el máximo provecho, los países deben crear las condiciones adecuadas para la tecnología: regulaciones que faciliten la competencia y el ingreso en el mercado, habilidades que permitan a los trabajadores aprovechar las oportunidades que ofrece la economía digital, e instituciones que rindan cuentas a las personas. Las tecnologías digitales pueden, a su vez, acelerar el ritmo de desarrollo.
Invertir en infraestructura básica, rebajar el costo de hacer negocios, reducir los obstáculos al comercio, facilitar el ingreso de las empresas incipientes en el mercado, robustecer las autoridades en materia de competencia, y facilitar la competencia en las plataformas digitales son algunas de las medidas recomendadas por el Banco Mundial que pueden contribuir a que las empresas sean más productivas e innovadoras. Además, si bien un nivel básico de alfabetización sigue siendo esencial para los niños, la enseñanza de habilidades cognitivas y de pensamiento crítico avanzadas y la formación fundacional en sistemas técnicos avanzados de TIC serán fundamentales a medida que Internet se siga extendiendo. La enseñanza precoz de habilidades técnicas y la exposición de los niños a la tecnología promueven los conocimientos relacionados con las TIC e influyen a la hora de elegir una carrera.
Los países que están invirtiendo tanto en tecnología digital como en sus complementos analógicos obtendrán considerables dividendos, mientras que los que no lo hagan probablemente quedarán rezagados. Las tecnologías digitales pueden transformar nuestras economías, sociedades e instituciones públicas, pero se advierte que esos cambios no están garantizados ni son automáticos, en otras palabras, no se dan solos, tiene que ir acompañados de una política púbica clara y concisa, un esfuerzo con visión a largo plazo, sin color político centrada en el bienestar ciudadano. La tecnología sin una base sólida corre el riesgo de crear en los países un devenir económico en distintas direcciones, más desigualdad y un Estado intrusivo.