La transformación digital está revolucionando la forma en que nos relacionamos, trabajamos y vivimos, pues la tecnología ha hecho posible una mayor eficiencia, automatización, omnipresencia y acceso a la información a una escala global. Sin embargo, todo este progreso, que por ahora es solo para sectores específicos de la sociedad también ha marcado la imperante necesidad de lograr una democratización tecnológica, una inclusión acelerada para conectar a aquellos que no están conectados y generar diversidad en todas las mesas de decisión, espacios de creación y de innovación y en todas las áreas productivas con impacto social y económico.
La tecnología fue, es y será el factor dinamizante que genera los grandes saltos de productividad en todos los sectores de la economía, pero donde no hay diversidad no hay innovación y la tecnología se alimenta de la innovación, por ello la inclusión más que un simple discurso políticamente correcto o una tendencia pasajera se vuelve una necesidad.
La inclusión genera diversidad y la diversidad ayuda a crear entornos de trabajo más innovadores, productivos y sostenibles. En la era digital, donde la tecnología ha roto barreras geográficas, culturales y lingüísticas, la inclusión y la diversidad son aún más cruciales.
La diversidad no se enfoca solo en el género o etnia. También incluye factores sociales como habilidades, edad, experiencias, puntos de vista, derechos, entre otros.
Al tener diversidad en los procesos de transformación se pueden reunir una amplia gama de perspectivas y experiencias, lo que a su vez impulsa la innovación y la creatividad. Los equipos diversos pueden abordar problemas desde múltiples ángulos y tomar en cuenta las necesidades y requerimientos de una audiencia global cada vez más diversa.
Un ejemplo de cómo impacta la tecnología en el entorno social para lograr inclusión es el uso de herramientas de Inteligencia Artificial que ayuden a las empresas e instituciones a eliminar brechas y prejuicios en el proceso de selección y contratación para permitir mayor diversidad y lograr que más personas accedan a las oportunidades laborales. Además, existen plataformas digitales diseñadas para ser inclusivas y accesibles para personas con discapacidades, que incluso se ajustan a diferentes necesidades de cultura, de idiomas y de capacidades especiales.
Pero, para lograr la inclusión es necesario atacar a todas las brechas digitales que influyen al proceso de exclusión digital, algunas de estas brechas son: brecha de habilidades digitales, brecha en la adopción de tecnología, brecha de inclusión en la industria tecnológica, brecha en el emprendimiento digital, brecha de acceso a Internet, brecha de participación en la economía digital, brecha de seguridad digital y privacidad, brecha de acceso al financiamiento en línea, entre otras varias.
La transformación digital está basada en el ser humano, por ello, se hace imprescindible no solo conectar a los no conectados y dotarles de nuevas habilidades digitales, sino también dotar a la población de nuevas habilidades relacionadas con el emprendimiento, estrategias para liderar y generación de ideas disruptivas, pues, uno de los impactos calificados como negativos de la transformación digital a corto plazo será la eliminación o pérdida de empleos rutinarios, manuales y repetitivos, así como la preferencia entre empleados calificados y capacitados en nuevas habilidades sobre aquellos calificados pero con habilidades tradicionales, por ello, la población debe estar preparada para revertir el proceso negativo de destrucción laboral por un proceso de destrucción constructiva de nuevas oportunidades laborales en la era digital.
Son las decisiones de políticas públicas, regulatorias, empresariales, académicas, institucionales y del entorno económico las que harán que este proceso de transformación digital sea constructivo e inclusivo, siempre y cuando entiendan a la inclusión como una condición necesaria para transformar las sociedades, caso contrario, mientras el proceso sea exclusivo y no democratizado, la transformación digital será una mera expectativa de incorporación de tecnología en los procesos pero no transformará.
