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26 septiembre 2022

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El renovado vigor de los concursos de belleza requiere un marco teórico para controlarlo

El renovado vigor de los concursos de belleza requiere un marco teórico para controlarlo

Msc. Juan Ignacio Crosta Blanco

Los procesos de asignación de espectro radioeléctrico para servicios móviles representan hitos de renovación estructural para el sector, dadas las importantes barreras que deben sortearse, así como las implicancias para los operadores del mercado, que deben destinar recursos y esfuerzos para conseguirlo. Sin embargo, la innovación en formatos de asignación de espectro ha sido por demás escasa; si la hubo, entonces esta innovación se produjo en los “hechos”, más que desde una perspectiva teórica o a priori.

 

Así, algunos países han implementado procesos de asignación que podrían asimilarse a concursos de belleza. Como el caso de Colombia en 2019 cuando asignó la banda de 700 MHz y permitió el pago de hasta el 60% con obligaciones de hacer; Chile en 2021, cuyas fases iniciales del concurso se trataba de realizar ofertas en comunas y polígonos de interés; Perú, en la subasta (hasta ahora suspendida) que proponía el pago del 100% del valor del espectro mediante obligaciones de hacer; o Brasil, que posibilitaba el pago de hasta el 90% del valor del espectro mediante obligaciones.

 

Los concursos de belleza, se dice, posibilitan que los recursos derivados de la asignación de espectro (precio pagado) permanezca en el sector mediante el cumplimiento de obligaciones, logrando mayor efectividad en el cumplimiento de los objetivos de la agenda pública del sector. Un objetivo deseable, pero difícil saber si estuvo en la mente (y cómo) de los organizadores del concurso.

 

En la práctica, la línea divisoria entre la asignación de espectro mediante subasta o mediante concurso de belleza sería una cuestión de grado, no de tipo, que dependería del rol que se le asigne a la oferta monetaria de los postores; si ésta tiene un rol menos determinante, o subsidiario de la oferta mediante obligaciones de hacer, entonces puede decirse que el proceso en cuestión es un concurso de belleza.

 

El renovado auge de los concursos de belleza es promisorio. Sin embargo, la teoría detrás de la aplicación de estos concursos, que nos dice cuándo aplicarlos, porqué y cómo establecer las reglas, está ausente, al menos en las declaraciones que los acompañan.

 

Existen graves riesgos de no consolidar una perspectiva teórica respecto a la aplicación de concursos de belleza a la asignación de espectro.

 

El más relevante y evidente de estos riesgos es que los concursos de belleza se transformen en subastas encubiertas, donde el monto pagado sea el único factor determinante, en lugar de un elemento más dentro del conjunto de factores que determinan la “belleza” de la oferta.

 

Si se llega a esto, entonces los grandes riesgos de las subastas (overbidding, maldición del ganador, especulación) sobrevendrán sobre los concursos de belleza, pero ahora con sus efectos exacerbados porque lo que se impactarán directamente serán los objetivos de la agenda pública.

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